Este es un tema que por años me cuestioné sin conciencia, pero con el tiempo y las experiencias que he vivido, he ido aprendiendo. Y te advierto: si crees que eres del bando de “los buenos”, lo que estás a punto de leer podría confundirte. Así que hazte esta pregunta: ¿seguro que estás en el bando de los buenos? ¿Y si el “malo” eres tú?
Pero tranquilo, en este artículo no vamos a juzgar ni hablar mal de nadie—y mucho menos de ti, ¡cómo se te ocurre! 😉
Además, recuerda que todo lo que escribo aquí es porque lo he aprendido a través de mis propias experiencias. No me creas nada ciegamente, saca tus propias conclusiones.
¿Qué hace a una persona “buena” o “mala”?
Para empezar, hay que definir qué es lo que realmente hace buena o mala a una persona. Y la respuesta puede depender del lado en el que estés. Te pondré un ejemplo extremo para que veas cómo funciona el mundo:
Imagínate a alguien que consideres una persona terrible, por ejemplo, un narcotraficante. Para quienes no estamos en ese mundo, son seres despreciables, pues destruyen vidas y generan conflictos. Pero, ¿te has puesto a pensar que ellos se sienten atacados y presionados? Que todo lo que hacen, desde su perspectiva, es “defenderse”. Para ellos, nosotros podríamos ser “los malos del paseo” y ellos, las víctimas. Suena loco, ¿verdad?

Lo cotidiano: ¿y si el “malo” eres tú?
Llevémoslo a algo más común. Tal vez en este momento te sientes ofendido, traicionado o herido por alguien. Te duele y lo peor es que ves que esas personas siguen con su vida como si nada. Desde tu percepción, incluso parece que les va bien. Digo percepción, porque en realidad nadie sabe lo que ocurre en la vida de los demás.
Tú sufres, lloras, sientes culpa y piensas que la vida es cruel contigo porque consideras que eres una “buena persona”. Pero, ¿y si allá afuera hay alguien pensando exactamente lo mismo de ti sin que te des cuenta?
Es posible que, sin querer, hayas lastimado a alguien muchas veces sin ser consciente de ello.
Ahora, tal vez digas:
“Jessica, hay personas que dañan con toda la intención y siguen como si nada”
Y aunque eso puede ser cierto, la respuesta a por qué les va bien quizá no te guste:
🔹 No sienten culpa. Y la culpa es una vibración baja.
🔹 No tienen miedo, tristeza o remordimiento que baje su vibración.
Cuando alguien baja su vibración por culpa, miedo o tristeza, su vida empieza a entrar en caos. Mientras que aquellas personas que no cargan con esas emociones siguen avanzando.

¿Quién sufre más?
Cuando te cruzas con alguien así y tú eres de los “buenos”, quien termina vibrando bajito eres tú. Tú te quedas con el dolor, el miedo y la tristeza, mientras que ellos siguen adelante sin mirar atrás.
No hablaré del karma porque, como ley natural, cada acción tiene su consecuencia, ya sea positiva o negativa. Pero no te obsesiones esperando que “les llegue su merecido”, porque no sabes cuándo ni cómo sucederá. Y peor aún, al enfocarte en eso, solo bajas tu propia vibración.
¿Qué hacer entonces?
La próxima vez que alguien te lastime, vive tu emoción, pero suéltala y sigue adelante. No te quedes estancado en la culpa y el miedo, porque eso solo pone piedras en tu propio camino.
Y si tú eres “la mala persona”, desarrolla un poco de empatía. Recuerda: cada acto trae consecuencias.