Bendito 2024, un año que me ha enseñado tanto. Me llevó a cuestionarme profundamente qué es lo que realmente quiero, si lo que he vivido es lo que verdaderamente soy. Estuve en ese estado de reflexión durante varios meses.

Aunque no dejé de hacer lo que debía hacer, sentí que perdí el ritmo de mis hábitos, mis acciones e incluso mis pensamientos. Tuve días emocionalmente complejos, pero al mismo tiempo fueron días de gran aprendizaje. Me sentía perdida, sin darme cuenta de que todo lo que estaba experimentando tenía un propósito mayor.

Esa sensación de estar perdido(a), de no tener claro qué es lo que deseas, puede ser abrumadora. Lo único que tenía claro era que quería seguir ayudando a más personas, pero no sabía desde qué enfoque hacerlo, lo que me generaba un conflicto interno.

Hoy puedo decirte que sentirse perdido no es tan grave si logras utilizar ese estado para replantearte todas las áreas de tu vida. Es una oportunidad para evaluar si lo que estás haciendo realmente te apasiona.

Perderme en mí misma y, en el proceso, caer en la comparación con otras personas (algo que no recomiendo porque se sufre mucho), fue todo un desafío. Esa experiencia me llevó a reevaluar si estaba actuando desde la coherencia o simplemente en piloto automático.

De este proceso surgieron muchas reflexiones, como aprender el verdadero significado de coherencia. Yo estaba completamente equivocada respecto a lo que creía que era. Pensaba que se trataba solo de actuar correctamente hacia afuera, pero ¿y el ser? Esas emociones mal gestionadas, dejarme llevar por las opiniones de los demás, creer que no podía enojarme, llorar o quejarme porque “no era lo correcto” o porque “vibraba bajo”, me hicieron entender algo importante: ser coherente no es solo actuar de manera adecuada externamente con mis hábitos y acciones, sino también aprender a gestionar mi “oscuridad”.

Entendí que no todo es color de rosa, que hay días en los que no todo está bien, y eso está bien. Llorar es sano. Sacar la rabia acumulada también es necesario. Debo cuidarme emocional y mentalmente para poder funcionar bien en mi día a día.

Y tal vez te preguntes: “¿Al final volviste a tu propósito?”

Aunque suene extraño, no es que haya perdido mi propósito, simplemente lo estaba reajustando sin saber que se sentía así. Aún tengo muchas cosas que ajustar, pero descubrí cosas valiosas sobre mí misma. Por ejemplo, me gusta mucho más escribir que hacer videos. Amo dar mentorías 1:1 o grupales desde un enfoque terapéutico. Mi sueño es ayudar a millones de personas, ser escritora y conferencista. Me apasiona enseñar de manera presencial, conectar directamente con las personas y, además, estoy descubriendo dones maravillosos que puedo usar para ayudar a otros.

Mi propósito sigue intacto. Si tú estás pasando por algo similar, solo puedo decirte: tómate tu tiempo, respira y reajusta. Si necesitas hacer cambios importantes, hazlos, incluso si son paso a paso. No es una carrera con nadie más; es tu proceso de ajustar tu vida, cada día, a tu propio ritmo.

Eso sí, ten en cuenta que habrá muchas personas allá afuera (incluyendo las que más amas) que no entenderán, te juzgarán e incluso te rechazarán. Esto también forma parte del proceso de encontrar tu propósito. No es fácil para ellos aceptar que “cambias” y que ya no actúas como lo hacía todo el clan. Créeme: no es personal, aunque a veces lo parezca y te duela.

Pero este es un tema que podemos explorar en otro artículo.

CONFÍA EN TI.
CONFÍA EN EL PROCESO.
Y NUNCA PIERDAS LA CAPACIDAD DE APRENDER Y ESTAR ATENTO A TODO LO QUE TE PASA.

Compartir artículo

Artículos Relacionados

Open chat
1
Scan the code
Hola
¿En qué podemos ayudarte?