Si eres nuevo por aquí, te cuento que escribo estos artículos desde mi experiencia, pero estoy segura de que te servirán en tu camino. Y si ya eres un fiel bloglover de Jessica Parra, este será uno de mis artículos más personales hasta el momento.
Durante más de 6 años he recorrido un camino de aprendizaje, documentándolo en redes sociales. Hace 3 años decidí transformar mi comunidad en un espacio enfocado en el desarrollo personal, el crecimiento, el liderazgo, el cumplimiento de metas y, por supuesto, en la creación de hábitos saludables. Para lograrlo, he tenido que estudiar muchísimo (y cuando digo mucho, ¡es mucho!), poner en práctica diariamente todo lo que he aprendido, ser disciplinada, y conectar profundamente con mi ser y mi espiritualidad.
Durante estos 3 años he ido alcanzando metas en distintas áreas de mi vida. Algunas las he logrado de forma muy consciente; otras, ni siquiera me di cuenta en el momento (hablé de esto en un artículo anterior). Pero algo que siempre he tenido presente es agradecer cada pequeño paso que doy, ese 1% diario que invierto en mi vida. Estoy convencida de que esos pequeños avances me llevarán a alcanzar mis metas más grandes.
Sin embargo, no todo es color de rosa. Ya perdí la cuenta de las veces que me he autosaboteado, que he dudado de mí misma, o que justo cuando estaba a punto de lograr algo, las cosas se complicaron. Porque al final, somos seres humanos, y nuestra mente, a veces, nos juega malas pasadas.
Soy una persona como tú, con miedos y dudas, pero eso no significa que no puedas cumplir tus metas.
¿Qué se siente cumplirlas?
Podría hablarte de muchas cosas, pero quiero contarte lo que pasa dentro de ti: esa sensación en el pecho, esas ganas de llorar que te dicen: “¡Sí pudiste! Definitivamente, ¡sí pudiste!”. Después de haber creído mil veces que no era posible, esas lágrimas que no puedes contener limpian tu alma. Te llenan de fuerza y motivación para seguir adelante, para enfocarte en la siguiente meta.
Algo que he comprobado como fundamental es no perder nunca la capacidad de asombro. No importa si la meta es grande o pequeña, disfruta cada progreso, celébralo, siéntete feliz. Cuando dejamos de asombrarnos, se acaba la magia, y si se acaba la magia, nada se disfruta.
Y sí, ama el jodido proceso, aunque a veces sea duro y complicado, porque ese proceso es el que hará que saltes de felicidad cuando logres aquello que tanto deseas.
Cuando digo “jodido proceso”, lo digo con conocimiento de causa. Sé que muchas veces implica lágrimas de dolor y desesperación. Pero también sé que todo eso forma parte de alcanzar tu sueño.
Te escribo este artículo desde un avión, de regreso a casa, después de cumplir un sueño que durante más de 3 años parecía tan lejano, casi imposible. Para terminar, quiero decirte:
Confía en ti. Da ese primer paso.
No importa cuánto miedo sientas, no importa si no sabes dónde vas a pisar, ni cómo lo vas a lograr. Solo arranca, y no te detengas. Ajusta lo que tengas que ajustar en el camino.
Tú que lees esto, quiero decirte: YO CREO EN TI.
Sé que vas a lograr lo que sea que esté en tu mente y en tu corazón.
TODO ES POSIBLE.