Y si…añoramos la libertad y la añoramos desde que somos.
Pero resulta que jamás hemos sido libres y pocos logran serlo y sobre todo, que la libertad tiene un límite que debemos conocer bien, por supuesto aquí te explico mejor.
Desde niños tenemos la absurda idea de cumplir la mayoría de edad para “PODER HACER LO QUE SE NOS DÉ LA GANA” y básicamente lo que queremos es no pedirles permiso a nuestros papás para salir a rumbear.
Algunos adultos pasamos de pedir permiso a nuestros papás para pedírselo a nuestras parejas o jefes e inclusive a nuestros hijos y empezamos a vivir una vida, añorando una libertad repito, para “PODER HACER LO QUE SE NOS DÉ LA GANA”.
Otros adultos desean esa libertad para poder expresar libremente su orientación sexual y poder ser ellos mismos en su máxima expresión y así puedo hacer una larga lista de las razones por las que añoramos una libertad hasta el día que morimos.
Pero aquí les voy a hablar de lo que PARA MI ES LIBERTAD Y HASTA DONDE LLEGA.
Primero, debemos entender que no somos libres, que somos prisioneros de nuestro cerebro y que él se ingenia las formas para que no nos salgamos del molde de donde nos criaron o nos enseñaron desde el momento “0” de la concepción y sin darnos cuenta y creyendo que pasamos toda la vida tomando decisiones basadas en esas experiencias de nuestro cerebro e inclusive de generaciones pasadas nuestras (pero ese es otro tema para otro artículo), segundo, creemos erróneamente que como “somos libres o tenemos libertad” podemos hacer lo que se nos da la gana y sin importar a quien hacemos daño o lastimamos con nuestras decisiones, acciones o palabras.
Vamos por partes
Primero:
NO TOMAMOS NUESTRAS PROPIAS DECISIONES y te pondré un ejercicio fácil para que lo identifiques.
Paso 1: Fíjate en los resultados que tienes a tu alrededor ¿ya vives la vida de tus sueños? O ¿crees que eso solo le pasa a los demás?
Paso 2: La vida que llevas en este momento a quien de tu familia se parece… ¿a la de tu mamá? ¿tu abuela? ¿tu papá?
Revisa bien o eres de esos que dice: “es que a todos los hombres o mujeres de mi familia les pasa lo mismo”.
Revisa que patrones de tu familia más cercana estas repitiendo.
Cuando realmente somos libres y tomamos muestras propias decisiones de alguna manera estamos en contra de todo lo que conocemos o conocíamos hasta el momento, empezamos a ser las ovejas negras de la familia y no nos doblegamos ante el placer inmediato, somos capaces de llevar la vida que realmente queremos, somos disciplinados y eso lleva unas consecuencias, pero soy YO quien toma las decisiones.
Decido mi vida en cada minuto, me hago consciente de mis emociones, reconozco lo malo que me pasa y me impulso y por supuesto no soy la victima de NADIE.
Segundo:
MI LIBERTAD ACABA DONDE EMPIEZA LA LIBERTAD DEL OTRO
Sácate de la cabeza eso de “yo soy libre y hago lo que se me da la gana y la gente me tiene que aceptar y de malas si no le gusto, tiene que aceptarme así y punto”.
NO funciona así, no le tengo que imponer mi libertad a nadie, nadie está obligado a tratarme como yo digo, ni tiene que soportar mis groserías y mis desplantes porque soy libre de hacer lo que quiero.
Cuando piso la libertad del otro ahí se acaba la mía
Y si por alguna razón no estoy de acuerdo con la libertad del otro, yo decido alejarme o no hacer parte del conflicto.
NADIE ME TIENE QUE ACEPTAR COMO SOY Y PUNTO
NADIE ESTÁ OBLIGADO A PENSAR COMO YO
NADIE TIENE QUE HACER LO QUE YO DIGO PORQUE YO CREO TENER LA RAZÓN.
Así funciona la libertad y cuando entendemos este concepto, empezamos a ser REALMENTE LIBRES, más ligeros, menos conflictivos.
Y así tengamos alrededor personas que piensan distinto a nosotros, vamos a poder vivir tranquilos y en verdadera libertad.
Espero este artículo te haya dado un poco de luz en tu camino, déjame saber en los comentarios que opinas del tema.
¡Hasta la próxima!